Hace unos días se ha celebrado el Día Mundial de la Salud, centrada este año en la seguridad alimentaria. La búsqueda de la salud y el bienestar es una necesidad básica del ser humano, que en un panorama donde las expectativas de mejorar la calidad de vida aumentan a la vez que lo hacen las aspiraciones a llevar una vida activa y saludable, hacen que los ciudadanos estén cada vez más concienciados con la salud y busquen aproximarse de forma más holística al bienestar en su más amplio sentido.
La tecnología y el mayor acceso a la información en tiempo real, unido al deseo de tener un mayor conocimiento sobre alimentación y salud, han aumentado las posibilidades de gestionar la salud individual y la adaptación de la alimentación a las necesidades personales, tendiendo hacia una dieta personalizada real que cada vez está más cerca.
Las tendencias e innovaciones principales en el ámbito de la alimentación y en el terreno de la salud vienen de la mano de lo “naturalmente funcional“, la hibridación conceptos alimentarios y farmacéuticos, los productos “libres de” o la comunicación de las alegaciones de salud.
Lo natural cada vez coge más fuerza. Aquellos alimentos que de forma natural tengan propiedades beneficiosas tendrán muchas más oportunidades para triunfar. Según Kantar, las credenciales “naturales” o “sin procesar” de los productos, son el segundo driver que influye a la hora de comprar según criterios saludables, sólo por detrás de los beneficios en la salud que pueden aportar. Y los europeos están más convencidos con esos alimentos “naturalmente sanos” que con los alimentos funcionales con beneficios “añadidos”.
En el caso de estos últimos, según un informe de New Nutrition Business, depender en exceso de los beneficios para la salud como una manera de diferenciar un alimento o una bebida es la causa más común de fracaso entre los alimentos y bebidas funcionales. Este estudio identifica 12 causas de fracaso, entre las que se encuentran el foco en el mercado masivo en vez de en nichos de mercado que puedan posteriormente crecer, o el desajuste entre el producto y el beneficio (por ejemplo, yogur con aceite de pescado ¿?). En Europa, las principales alegaciones que acompañaron a los productos de alimentación y bebidas funcionales en los 2 últimos años fueron “adelgazante”, “antioxidante”, “digestivo”, “salud ósea” y “cardiovascular”.
Según otro estudio de New Nutrition Busines, el “sin gluten” es una tendencia clave que encabeza actualmente Estados Unidos, donde las ventas de productos etiquetados como “sin gluten” en canal retail aumentaron en un 20% en 2014 hasta alcanzar los casi 12 billones de $. En Europa, las ventas de productos “gluten-free” en el canal retail han incrementado también en casi un 20% respecto al año anterior, alcanzando los 1.5 billones de € en 2014. Por su parte, Mintel indica que aproximadamente el 6% de los españoles están siguiendo una dieta “sin gluten”.
Finalmente, la comunicación juega un papel fundamental para el éxito de los productos de alimentación y bebidas asociados a la tendencia salud. Así, los consumidores han detectado como puntos débiles con todavía un importante potencial para la mejora, la claridad en los beneficios para el consumidor y un mayor rigor científico que soporte las alegaciones de salud.