En la línea de la tendencia Eatertainment, experiencia alimentaria, hoy os presentamos una reflexión de nuestro compañero Carlos tras un descubrimiento en la calle que invita a jugar con la comida (en el buen sentido de la palabra). Una posibilidad que se abre en la era de la gamification y que puede ayudar a “enganchar” a ciertos consumidores a comer determinados alimentos.
Por Carlos Bald
Este no se come, evidentemente está hecho de algún tipo de silicona y relleno de agua. Se trata de un juguete que vendía un vendedor ambulante en un puerto cualquiera de una isla llena de turistas. Llama la atención por ser muy visual. Pero,…¿y si se pudiera hacer con algo comestible de verdad? ¿No sería divertido que los alimentos se recompusieran, se formaran o incluso evolucionaran delante de tus ojos en el plato? Una gama de alimentos “auto-re-estructurantes” que guardaran la memoria de su forma y aspecto. Hoy nos gusta también que la comida a veces nos sorprenda y nos divierta. Aunque nos dé apuro acordarnos de lo que alguna abuela o madre nos decía: eso de que “con la comida no se juega”. Pero también nos decía “es que coméis con los ojos”.