Como os comentaba en la primera entrega, Singapore Forbidden, continuamos presentando a los finalistas del primer concurso Food Trend Trotters en AZTI-Tecnalia. Nos vamos acercando al ganador, pero por ahora os dejo con Jaione, que nos cuenta su descubrimiento: una mantequilla muy particular…¿en este caso también se cumplirá la Ley de Murphy y la tostada caerá por el lado de la mantequilla? Adelante Jaione!
“Mantequilla en spray, desayuno sin sobresaltos”…by Jaione Pagaldai
En mi reciente visita a New York y Boston me encontré, sin ir expresamente a buscarlo, con mi aportación a Food Trend Trotters. Para mí todo esto es algo nuevo y tengo que reconocer que no inicié mi viaje pensando en buscar nada interesante para este proyecto. De hecho, compramos el producto porque nos resultó práctico y fue después de “utilizarlo” cuando pensé que podía adecuarse al Food Trend Trotters, ¡por qué no!
Después de varios días intensos en New York donde precisamente la alimentación no fue la principal causante de que nuestra cuenta corriente se resintiera, llegamos a Boston y nos alojamos en una Guest House que disponía de una pequeña cocina en la misma habitación. Decidimos realizar el desayuno y al menos una comida al día en nuestro pequeño “txoko” (tampoco era cuestión de que nuestra supervivencia se basara únicamente en donuts, pizza y chicken en todas sus versiones).
Fuimos a un hipermercado a hacer acopio de algunas cosas y al llegar a la sección de mantequillas vimos una alternativa en spray que nos resultó muy interesante y práctica. Fácil de llevar con su envase de plástico, sin peligro de derretirse y derramarse y sobre todo, muy fácil de usar sin necesidad de utilizar ningún cubierto para extenderla. Otro punto también importante a destacar, ¡no hay peligro de que se rompa la tostada! Porque ¿a quién no se le ha roto alguna vez la tostada al extender la mantequilla? ¡Y la rabia que da!
Sólo quedaba comprobar si esa tostada enterita y sin ninguna grieta era comestible. Resulta que tal y como dice la leyenda de la etiqueta “I can’t believe is not butter”. Prueba superada.
Por cierto, por más que me empeñé en buscar el mismo producto en todas las tiendas y supermercados que encontré a mi paso, no di con él. Así que la mañana antes de coger el avión de vuelta a casa, cogí el metro al hipermercado de las afueras de Boston donde lo compré al llegar a la ciudad para tener un envase nuevo para mostrároslo. Espero que mereciera la pena.