Dinamarca es el último país que se ha unido a la batalla a base de talonario contra la obesidad… Acaba de aprobar recientemente un impuesto para las grasas saturadas, basándose supuestamente en la protección de la salud, ya que se quiere reducir en un 10% el número de personas obesas del país.
Para los daneses este porcentaje no es tan significante como para adoptar este tipo de medidas, en un país en el que además solo un 4% de la población muere por problemas cardiovasculares…por lo que están en contra de la medida y sospechan de sus posibles fines recaudatorios: ¿una ayuda para financiar el sistema sanitario?
En definitiva, en Dinamarca a partir de ahora cada kilo de grasa pagará 2,16 euros de impuestos! Así que todos los productos que tengan 2,30% de grasas saturadas (mantequilla, quesos, patatas fritas o incluso aceite de oliva…) suben de precio.
Previamente, en Hungría ya se había puesto en marcha un impuesto similar para alimentos ricos en azúcar, sal, cafeína e hidratos de carbono, considerados perjudiciales para la salud… Y ahora parece que Gran Bretaña se anima a considerar este tipo de acciones.
Mientras, en el otro lado del charco, en Estados Unidos abogan más por las prohibiciones. En algunos estados (como Nueva York o California) ya exite una ley que prohíbe el uso de grasas trans en los restaurantes…Pero la última es la del foie gras, cuya venta y consumo en restaurantes estará prohibida a partir de Julio de 2012 en California. Todo sea para proteger a las personas de su desorbitado contenido en grasas, y a los animales del inhumano “sobreempacho” al que se someten.
Sin duda la casuística que se genera tiene su aquel: prohibido consumirlo en restaurantes, donde es considerado un manjar, y prohibida su producción en muchos países europeos (entre ellos Alemania, Italia o Reino Unido) mientras que forma parte del patrimonio gastronómico e incluso cultural en otros como Francia…
En España, con un número más considerable de obesos que los que tienen en Dinamarca, la nueva Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición está imponiendo medidas “prohibitivas” para apartar los alimentos con alto contenido en ácidos grasos trans y azúcares de los más pequeños en los colegios y centros escolares…Y acciones encaminadas a la industria, a la que se insta a modificar todos los procesos que utilicen ácidos grasos trans para enriquecer los alimentos.
La guerra de las grasas está en pleno apogeo, y las armas están sobre la mesa: el monedero y la boca. ¿Tendremos que combatirla a golpe de bolsillo o cerrándonos a ciertos placeres “grasonómicos”?. Prepárense para el mercado negro de la grasa blanca!
Las fotos, de Flickr, son de DonkeyHotey y Mads Boedker