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Del mar Egeo al océano Atlántico

03 Mar 2011
sriesco
3
clara talens, experiencias, grecia, irlanda

Hoy realizamos un viaje por Europa, pero podréis comprobar las grandes diferencias culturales y alimentarias de dos países europeos, pero totalmente opuestos…viajamos de Grecia a Irlanda, desde el Mar Egeo al océano Atlántico… de la mano de Clara Talens, compañera investigadora en el área de nuevos alimentos de AZTI.

Clara estuvo en Grecia en los años 2003-2004 de Erasmus, concretamente en Tesalonica, donde tuvo la oportunidad de estudiar más de cerca la industria láctea de aquel país. Y aprovechó para conocer las bondades de su comida (de hecho, confiesa que volvió con unos quilitos de más). La explicación es clara: comía mucho fuera porque la comida era barata y “fast”, pero lo mejor, es que encima estaba buena. Vamos, que no merecía la pena pisar el supermercado porque no compensaba. El coste medio para hacer una comida fuera de casa podía ser de unos 2,5 €, ideal para estudiantes de Erasmus con presupuestos ajustados. En este sentido triunfaban los Giros (donde la especialidad era un tipo de kebab pero al estilo griego) y las creperías.

¿Nos olvidamos entonces del concepto de dieta mediterránea en Grecia? Pues en el fondo no, puesto que según Clara la comida realmente tenía una base sana si de ingredientes hablamos: berenjenas, tomate, lácteos, aceite de oliva…Pero le sobraba aporte calórico por todos los lados, ya que siempre iba acompañada de salsas (muy típico el tsatsiki con yogur, pepino y vinagre) o aceite de oliva (asociado a la dieta mediterránea totalmente, pero claro, con moderación). Y es que, para muestra la del desayuno, donde eran muy famosas las bougatsas, una especie de hojaldres rellenos de queso feta.

Y si un plato es referencia en Grecia es la Musaca, con base de berenjena. La versión griega es la más conocida internacionalmente, y consiste de capas de carne picada de cordero, berenjena en rebanadas, y tomate, cubierto de una salsa y horneado. Pero como original, las dolmades, unas hojas de parra (que por cierto se comían, aunque a los foráneos les era complicado de consumir) rellenas de arroz y trozos de carne, con salsa por supuesto. Pero si de algún plato se acuerda bien Clara es de uno que todavía a día de hoy consigue nombrar, atención al nombre: Kefalotiri saganaki. O lo que es lo mismo, un queso bastante curado y seco, rebozado y asado.

Pocos años más tarde, el destino sería muy diferente. En el 2005 Clara llegó a Irlanda, y no se hacía a la idea de todas las cosas que echaría de menos! Una de las cosas que recuerda que peor llevaba era la inexistencia de panaderías (el pan se compraba en el super y sobre todo era el tipo molde o baguette francesa) y cafeterías como las entendemos aquí: el lugar donde te tomas un café no es el mismo que en el que te puedes tomar una cerveza. Uno es un coffee shop y otro el típico “irish pub”. O sea que antes de entrar ten muy claro lo que quieres!

Eso sí, carnicerías había unas cuantas, y es que si algo había que destacar era la calidad de la carne (y los lácteos) irlandeses. Pero en general recuerda la alimentación en Irlanda como “pobre y triste” como continuamente nos repite…Y es la percepción que se trajo de allí es que los irlandeses comían para sobrevivir, pero en general no disfrutaban con la comida. Y si algo triunfaba era todo lo preparado, de hecho una característica común a todos los supermercados era su departamento de “Deli” lleno de ingredientes listos para convertirse en una comida o una cena rápida en forma de ensalada, sandwich, bocadillo, “platos combinados”…Eliges, te lo meten en el tupper y para llevar.

Y es que la cocina tampoco era para los irlandeses, que la pisaban muy poco y además todo estaba muy preparado para que la gente no cocinase. De ahí que Clara, tras un tiempo en Irlanda, se puso a cocinar y como buena valenciana que es, aprendió a perfeccionar sus paellas en Irlanda! y a juzgar por el éxito, parece que admiraban la cocina española. También les gustaba comer fuera, donde principalmente abundaban los restaurantes italianos y asiáticos.

Todo ello está íntimamente ligado a la escasa dedicación de tiempo a comer y vivir “on the go” (menos para cenar). De hecho, recuerda como típica imagen mañanera de Dublín, a chicas de traje y con zapatillas, con los zapatos de tacón en el bolso y el café en la mano, listas para ir a la carrera a trabajar!

Entre los grandes ausentes en la alimentación en Irlanda, por ejemplo, el pescado…que no deja de ser curioso siendo una isla. Pero la cultura de consumo de pescado brillaba por su ausencia (de hecho no había ni secciones de pescadería fresca en los supermercados, eso sí, “fish fingers” congelados a tutiplén). Como hemos dicho, la carne y los lácteos muy buenos…Y en lo que respecta a frutas y verduras, pues de allí prácticamente eran las patatas, el brócoli, las zanahorias y el grupo de las coles. El resto se importaba pero en general la calidad de las frutas y verduras parece que, según Clara, dejaba mucho que desear.

Una cosa curiosa que le llamaba la atención era la tendencia a que todo estuviera envasado, hasta los productos “frescos”. De hecho, les daba más confianza y seguridad un producto envasado y se animaban más a probar cosas nuevas si estaban envasadas.

Pero en general, no eran muy dados a abrir su mente al consumo de alimentos. Y para muestra, un par de anécdotas, con la naranja y el jamón, productos típicamente españoles. Y es que parece ser que para algún irlandés fue una sorpresa ver  que se podían comer las naranjas tal cual y que no sólo servían para hacer zumo! Aunque a esa anécdota le gana la del jamón serrano…En Irlanda les costaba “digerir” eso de comer algo “crudo” como el jamón, por lo que decidieron pasarlo por el microondas. Así que ni para ellos ni para Clara…ahí quedó el rico jamón de jabugo repudiado por ambas partes. Porque de esa forma, normal, no convencía. Así que terminamos el post con un buen trago de cerveza Guinness, que eso parece que gusta a casi todos 🙂

 

 

 

Sobre el autor
Sonia Riesco (AZTI-Tecnalia): "Tecnóloga de alimentos, más que el ámbito técnico me gusta la comunicación científica, un aspecto demasiado olvidado y sin embargo sin el cual la ciencia y la tecnología tendrían mucho menos sentido. Apuesto por la innovación, la creatividad y en definitiva, por una forma diferente de hacer las cosas..."
3 Comments
  1. Kepa 3 marzo, 2011 at 10:11 Responder

    Hola,
    Leyendo ell texto de Clara me ha recorado mi estancia en Irlanda, Que buenos recuerdos. Aun asi, doy fe que todo lo que cuenta Clara de Irlanda es veridico. Los irlandeses e ingleses comen para sobrevivir y no para disfrutar con los sabores el colorido el olor y la preparación, ademas prefieren tener todos los alimentos envasados y normalizados. No les gusta nada comprar algo a granel, ponen precios a la fruta por unidades. Incluso las bebidas en los bares estaban bien cuantificadas. Si quieres una copa de vino, te ponen una “unidad de medida”, si lo quieres doble te ponen dos “unidades de medida” y asi con todos los licores, cubatas, combinaciones, etc.

  2. Marta R. 10 marzo, 2011 at 8:48 Responder

    Resulta curioso que la poca presencia de pescado fresco en los supermercados también es algo se da en Canadá. Tenemos la idea de que estos países son grandes consumidores por sus características geográficas pero no se refleja en la vida diaria…ellos se lo pierden…

  3. Pablo 1 abril, 2011 at 7:37 Responder

    Si pero no .Tengo unos amigos irlandeses que vienen a euskadi todos los años.Les encanta la comida variada. Pimientos verdes, txipis etc. Incluso comen txuleta … bastante hecha. Yo creo que es que no tienen cultura de cocinar. Un poquito lo que esta pasando aqui en nuestra generacion. Es mas facil comer una pizza o un kebap que hacer una tortilla de patatas. Comer palitos de pescado pescanova ¿ cuantos de nosotros sabe cocinar pescado?¿Cuantos de nosotros saben hacer una tortilla de patatas?.
    TODO ES CULTURA
    Que yo sepa , en irlanda, comen mucho salmon.

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